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Mostrando entradas de noviembre, 2015

CUARTETO DE CUENTOS CORTOS

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LA PRINCESA — ¿Por qué lloras princesa? — Porque me dejó. — ¿Quién? — El sapo, se ha ido y lo extraño. Yo lo quería. — ¿Y por qué te dejó? — Por una rana… No entiendo qué tiene ella que no pueda darle yo… — Su reflejo princesa, su reflejo. EL PRÍNCIPE             — ¿Por qué tan triste, príncipe? — La princesa no me quiere, llora a su sapo… quizás él es mejor que yo. — Quizás ella no se siente princesa sino rana, quizás.                      EL SAPO —Te noto distante sapo, ¿no estás feliz con la rana? — Sí, pero aún quiero a la princesa. —Y entonces ¿por qué la has dejado? — Porque siempre he sabido que nunca llegaré a ser príncipe. LA RANA — ¿Por qué tan feliz, rana? — Cómo no voy a estarlo... — ¿Has cazado muchas moscas? — Más que eso, tengo al sapo conmigo, se l...

PROXEMIA

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Osiel está sentado en la única silla de la habitación donde su mamá permanece hospitalizada por complicaciones respiratorias, consecuencia de su alarmante sobrepeso. Lee un libro. Lleva pantalones marrones, casi brinca pozos, que dejan ver sus medias blancas; zapatos pulidos del mismo color, camisa blanca, lentes. Es delgado como una anorexia. Su mamá, acostada y quejosa, lo llama: —Hijo, ven por favor, dame un poco de agua. Esta agonía hijo, así no se puede vivir… Osiel respira. Cierra el libro con lentitud, se acomoda la camisa y va hasta la mesa donde está el agua, la sirve e intenta dársela a su mamá; pero esta se ahoga y se confunde el agua con el sudor que le produce la dificultad para respirar. La mamá de Osiel tose, se pone roja, él se aparta y se detiene a mirar. El ahogo terco sigue molestando, entonces aprieta el botón para avisar a la enfermera, que minutos después llega: —Señora Sara, ¿qué me le pasó?, cálmese, venga… trate de poner la cabeza así....

VERDUGO

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—¡Oh no!, ¡el cielo ha quedado ciego!, ¿quién ha podido arrancarle los ojos?, ¿quién? —Yo lo hice. Le arranqué las estrellas de sus ojos; por eso se desangra de lluvia, por eso se derrama entre nosotros su sangre blanca, ¿quién lo manda de voyerista? Mirando una historia de amor que hoy es duelo y miseria, entonces, si todos lloramos, ¡pues que también paguen los testigos! Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic  AQUÍ tu contribución para el mantenimiento del blog es de gran ayuda.