VENGANZA

Se acercó a él con su libro de partituras en la mano. Puso el libro abierto en el atril, de su libro empezaron a salir y flotar los tiempos de las notas musicales. Con su mano derecha tomó la cabeza de una corchea; con su mano izquierda tomó el corchete y, al compás de tres cuartos, le clavó la plica en la garganta hasta cortar sus cuerdas vocales... las sacó y las sustituyó por dos líneas del pentagrama, luego; con ayuda de un silencio de negras, sacó de su oído la guataca y sembró en el utrículo todas las notas musicales con sus respectivos nombres. Con un metrónomo contó sus últimos latidos.


— ¿Otra muerte?— Preguntó un colega al entrar.

— Ya sabes mi terrible intolerancia a los músicos de oído.


Si te ha gustado la lectura, y quieres colaborar conmigo haz clic AQUÍ
tu contribución para el mantenimiento del blog es de gran ayuda.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MI TÍA, LA DE LA PLAYA

TONTÍN

ESTACIÓN CAMARERA (Karlina Fernández)